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"Brasil me enseñó a aceptar la vida, tener esperanza y luchar por lo que quiero"

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Elena Martín

Un grupo diverso de chicas y chicos en Brasil

¿Es posible hacerse rico dando? Voluntarios de aquí y de allá nos comparten sus reflexiones acerca de una pregunta: ¿En qué manera el voluntariado te enriqueció cómo persona, qué te enseñó?

Cada una de sus experiencias les tocaron en una forma especial. Les pedimos que nos las compartan para que más sean los que se animen a ‘enriquecer’ y a ‘enriquecerse’.

Victoria Muller – Argentina

Me pidieron que escribiese sobre mi experiencia en Brasil, que bajase todo a la realidad. Acá estoy, pensando, escribiendo, procesando…

Fui a Brasil con la idea de trabajar mucho, de generar un cambio en los chicos. Fui esperando también que esta experiencia me cambiase a mi, me ayudase a conocer qué tengo para ofrecerle a la gente, cuáles son mis virtudes y defectos. Aprendí mucho más de lo que esperaba, crecí mucho más de lo esperado, descubrí cosas de mi que no esperaba. Creo también que el no haber trabajado todo lo que yo pensaba me creo un desafío. El desafío de pensar si lo que estaba haciendo valía la pena o no.

Llegué a Brasil y que me dijeron que no trabajaría de lunes a viernes, que lo haría con adolescentes solo tres veces por semana y cada día en una ONG diferente. Solo tenía entonces cuatro semanas para generar este impacto, para intentar ayudar desde mi posición a estos chicos, es decir, tenía muy poco tiempo para intentar generar mucho. Mi cabeza empezó a dar vueltas, me pregunté si valía la pena, ¿realmente iba a poder lograr algo?. No logré encontrar respuestas hasta que empecé a ir a las distintas ONG. Costó mucho los primeros días, que se abriesen, que nos entendiesen, que se interesasen. Pero al tiempo le agarraron el interés y me di cuenta que fue bueno que vayamos a visitarlos, a hacer actividades con ellos, se les abrió la cabeza. Chicos de otros países, de los cuales muchos no conocían, viajaron solo por ellos, especialmente hasta Vitoria a conocerlos, a mostrarles su cultura y conocer la de ellos. Se entusiasmaron, escucharon, aprendieron y nos enseñaron.

¿Que aprendí en estos días?

Aprendí a aceptar a todos sin tener prejuicios, aceptarlos y apoyarlos. Aprendí que siempre hay que tener esperanza, que no se puede vivir sin esperanza, aprendí de mi cultura, a amar mi país y mirarlo con otros ojos, de Brasil, de la simpleza de vivir, aprendí que es necesario tener esa alegría brasilera, aprendí que muchos de ellos es lo único que tienen, ALEGRIA. Viven en las más peligrosas favelas de Brasil, con tráfico de drogas y asesinatos todos los días. Tienen condiciones de vida desfavorables, pero igualmente te reciben, te bailan, te cantan, te sonríen, te enseñan, te regalan cosas hechas por ellos, te abren las puertas de su vida con total honestidad.

A group of people smiling with balloons.

Yo nunca había trabajado con adolescentes, fue un gran desafío, me costó, pero siempre tuve la esperanza de algo les iba a ayudar a ellos. Se que en algún momento dará frutos, no los podré ver, pero si vi los frutos en mi. A mi ellos ya me plantaron la semilla y el fruto ya creció. Estoy segura que seguirá creciendo, que cada día voy a descubrir algo nuevo que me enseñaron y viviré de una manera diferente gracias a ellos. Me recordaron la razón de por qué elegí mi carrera, Servicio Social. Me recordaron por qué quiero vivir para la gente, como hay esperanza y que todos debemos ayudar para que sea un mundo mejor. Me recordaron que si quiero, PUEDO. No es que tuvimos charlas largas con ellos, simplemente sus sonrisas, sus respuestas a las actividades, sus ganas de enseñarnos, de integrarnos, de integrar a sus compañeros más tímidos, con el entusiasmo que lo hacían, era algo increíble.

Agradezco firmemente esta oportunidad que se me dio, el trabajo no fue mucho, pero sí que fue potente, sí que fue increíble.

Vuelta a casa…

Volví de Brasil renovada, con muchas pilas, con muchas ganas de HACER, con muchas ganas de cambiar el mundo. Yo ya lo soñaba, pero ahora sé que es posible. Es necesaria la ayuda de todos, pero es necesario empezar por uno, arrancar por mi alrededor y por mi propia vida. Ahora ya puedo ver la vida con otros ojos, de esperanza, con ojos y una mente diferente, veo la vida y la disfruto. No me voy a deprimir frente a cada catástrofe, no voy a llorar como antes, sino que voy a seguir adelante. Le encontraré el por qué, o a veces no, pero saldré adelante porque así se necesita estar para poder ayudar, así se necesita estar para que este mundo cambie, no mas bronca, no mas rencor, no más prejuicios. ACEPTAR, aceptar la vida que nos tocó, las catástrofes, las diferencias, a las personas, aceptar a esa persona que no le caemos bien, ACEPTAR. Aceptar e intentar mejorar, mis propios defectos, escuchar cuando me los dicen, procesarlo e intentar mejorar, siempre con una sonrisa. Transmitir alegría, transmitir paz y transmitir esperanza. Eso necesita el mundo, eso necesito yo, eso necesitamos todos.

La vida es tanto más linda vista desde estos ojos, disfruto cada cosa más, lucho por conseguir, no bajo los brazos. Se que hay esperanza. Me quiero y acepto mas a mi misma, y en el momento que descubrí eso me di cuenta que estaba tanto más tranquila, me di cuenta que estaba mucho más en paz para con mi persona. Así se empieza a ser feliz, aceptándose a uno mismo, y después al resto.

Mi aprendizaje de Brasil: Tener esperanza, aceptar la vida y luchar por lo que creo.

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Elena Martín

Redactora y editora del blog de Idealistas.org. Modero la comunidad de usuarios de sitio en español y trabajo para hacer de Idealistas.org la web de referencia para todos los que quieren aportar su granito de arena al cambio.