
Las empresas sociales nacen para hacerle frente a uno de los desafíos más grandes de las ONG: la falta de financiación. Una vez no se depende en su totalidad de donaciones y/o programas de recaudación de fondos, parece que el desafío más grande ya está resuelto. Sin embargo, un nuevo modelo trae de la mano también nuevos desafíos a resolver; uno de los más grandes para muchas empresas sociales es encontrar el equilibrio en la distribución de tiempo, esfuerzo y recursos entre sus objetivos sociales y comerciales.
Si bien las empresas sociales necesitan trabajar por cumplir su misión (netamente social), también es necesario que generen mayor capacidad comercial o flujo de recursos económicos para lograr más y mejores cambios sociales. Una paradoja que puede poner en aprietos a más de una organización.
Entonces, ¿cuál es el punto de equilibrio?
En el mundo de las organizaciones que trabajan por generar un impacto social positivo pocas veces existen blancos y negros. En la mayoría de los casos son muchas las variables que se involucran en la toma de decisiones. Un estudio reciente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard menciona un importante dato para lograr el balance ideal para las organizaciones híbridas, como es el caso de las empresas sociales.
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