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ojos mirando un mundo en destrucción

Pocas subvenciones tienen en cuenta los costos administrativos que se generan cuando se está trabajando en un proyecto o iniciativa social, dejando muy claro en sus convocatorias que el dinero otorgado solo se puede utilizar en el proyecto como tal, sin considerar los gastos indirectos que necesita una ONG y/o un proyecto social para mantener su estructura, (pago de honorarios, viáticos, etc).

Esta falta de recursos orientados a la estructura y mantenimiento de la organización y quienes trabajan en ella, se conoce como “The Starvation Cycle“, o el círculo de la hambruna, en donde las ONG carecen de una infraestructura digna para funcionar como organizaciones que trabajan por el bien social.

Esto genera según el artículo “The Starvation Cycle“:

  • Falsas expectativas por parte de los donantes que no tienen claro lo que implica y cuánto dinero cuesta mantener una organización.
  • Pagos atrasados y/o pagos inferiores a los colaboradores de las ONG ya que las organizaciones entran en un estado de supervivencia.
  • Contratar personal no calificado ya que no se cuenta con los recursos financieros disponibles para contratar personal especializado.

Esto no solo genera deficiencias en el desempeño de la iniciativa o proyecto social, también estrés organizacional ocasionado por la necesidad de cumplir con las expectativas del donante bajo la presión económica de no poder cubrir todos los gastos en su totalidad. Es así, como se termina alimentando este círculo en donde las fundaciones o donantes siempre esperan que las organizaciones hagan más con menos recursos.

Es claro, nos falta más concientización frente a las necesidades propias de las organizaciones sociales, no solo por parte de las grandes fundaciones sino también de los pequeños donantes, quienes sin tener muy claro lo que se requiere para mantener una organización, prefieren que su dinero se destine en su totalidad al proyecto social de su interés y no a los gastos administrativos, considerados gastos indirectos.

Sin embargo, no solo las fundaciones o donantes individuales alimentan este círculo, también lo hacemos nosotras, las ONG. Según un estudio realizado a más de 220,000 organizaciones, más de la tercera parte de las organizaciones no reporta los costos administrativos, solo 1 de 8 reportó costos generales o administrativos, ya sea por miedo a perder los subsidios o por consejo de sus contables.

Por suerte, el círculo parece estar empezando a dar otro giro, aunque muy lentamente. Un ejemplo reciente es lo que la Fundación Ford ha venido realizando desde principios del 2016, fecha desde la cual ha incrementado las ayudas destinadas a los gastos indirectos asociados con las ONG , con ello se espera, según Darren Walker, presidente de la fundación, “fomentar un diálogo más honesto sobre los costos reales asociados al funcionamiento de las organizaciones“.

Dentro de este panorama, existen tres bloques visibles; las fundaciones, los donantes individuales y las organizaciones, todos hacen parte del círculo de hambruna del tercer sector, ahora la pregunta sería: ¿cuál es tu responsabilidad o papel desde tu posición para romper con este círculo?

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Adriana Cárdenas

Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.