Por Micaela Urdinez | Para LA NACION
Este “experimento social” que consiste en ver la respuesta que tiene la gente común frente a un mendigo que pide plata para comer o para el colectivo y un profesional o ejecutivo, muestra cómo – incluso sin ser conscientes – juzgamos a las personas por su apariencia y condición social.
Pero en este caso, la reacción incluso es más llamativa y preocupante, porque los ciudadanos comunes se inclinan más por ayudar al profesional y no al que vive en situación de calle, cuando claramente este último es el más necesitado.
Sin embargo, es muy probable que las personas se hayan sentido más identificados con el caso de aquel que sale del trabajo y se quedó sin monedas para volver a su casa, que con aquel que no trabaja y vive de pedir limosna, al que elige, en algunos casos, ni siquiera escuchar.
¿Por qué será que nos asusta tanto lo diferente?¿Por qué no podemos concentrarnos en la persona que está del otro lado y escuchar lo que necesita? Esta imagen que está circulando en las redes sociales, ilustra perfectamente que más allá del color de la piel, de las creencias religiosas, de la elección sexual y también de la condición social, todos somos seres humanos con las mismas necesidades de amor, cuidado y respeto.

Pero, ¿de qué manera discriminamos los argentinos? Según el Mapa de la Discriminación 2013,elaborador por el Inadi, el 38% de los consultados considera que la discriminación tiene que ver con la falta de educación, el 24% que es una violación de los derechos humanos y el 16% que es una cuestión moral.
En relación a cuáles son los grupos sociales más discriminados, el 85% considera que son las personas pobres, el 78% que son las personas con sobrepeso u obesidad y el 71% que son las personas migrantes de países limítrofes.
¿Cuáles son los principales prejuicios que crees que hay que erradicar de nuestra sociedad?