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Esta juventud, ¿no participa?

21/08/2018 por Elena Martin Dejar un comentario

Por Laura Sánchez. Directora de Equipos – TECHO Internacional

En el marco del Día Internacional de la Juventud, designado por la Asamblea General de la ONU, nos parece importante reconocer que América Latina nunca antes tuvo tantos jóvenes como los tiene hoy. Según CEPAL, la población joven de la región es cercana a los 160 millones de personas.

En este contexto, queremos llamar la atención sobre la idea generalizadora, que cada vez se hace más común, de una generación despreocupada, que vive en constante desconcierto, que no participa y no se compromete, que solo quiere viajar, estar en redes sociales y con los últimos avances de la tecnología.

No nos podemos quedar con esta idea, cuando tenemos la oportunidad de leer a través de las juventudes, las representaciones, diversidades y expresiones sociales más significativas de nuestro continente. Basta con ver las calles y las redes sociales, dos espacios que empiezan a converger y a representar nuevas formas de expresión y participación; allí se encuentran un sinnúmero de juventudes que reclaman por la garantía de sus derechos y develan realidades cercanas que como sociedad no podemos desconocer.

Diversidad en las calles y en los espacios cotidianos

El movimiento feminista que se está tomando las calles, colegios y universidades de América Latina; los y las jóvenes que alzan y alzaron su voz en Nicaragua, Honduras, Guatemala, reclamando cambios estructurales en sus sistemas democráticos; las movilizaciones por el asesinato de Marielle Franco en Brasil; por los acuerdos de paz en Colombia, y el respeto por la vida de líderes y lideresas comunitarias; así como muchas otras movilizaciones, caracterizadas por la masiva participación de diversidad de juventudes, han puesto en la agenda pública temas de gran relevancia en sus países.

Tampoco podemos hablar de la participación de las juventudes sin abordar los espacios de participación que no se visibilizan necesariamente en las grandes movilizaciones. Son espacios que emergen desde lo cotidiano: en el aula de clase, en las elecciones de nuevas formas de vida, de consumo y otras representaciones que muestran poco a poco una generación que reclama cambiar los paradigmas tradicionalmente establecidos.

Merecido reconocimiento

Desde TECHO, reconocemos el esfuerzo de los y las jóvenes de asentamientos populares, universidades, colegios, y muchos otros lugares que, a partir de su trabajo en conjunto, permiten evidenciar en el territorio las principales manifestaciones de la desigualdad, vulneración de derechos humanos y exclusión, en el continente más urbanizado y uno de los más desiguales del planeta; que permiten visibilizar en el trabajo de la ciudadanía organizada la principal herramienta de cambio y espacio de incidencia.  Más de un millón de personas jóvenes se han movilizado para generar soluciones a la realidad de urgencia que reclama atención y respuesta inmediata. Casi 7.000 personas voluntarias trabajan semana tras semanas en los asentamientos más excluidos de sus ciudades.

Reconocemos al voluntariado como un mecanismo de participación ciudadana y los asentamientos populares como la principal representación de la exclusión y la desigualdad de nuestras sociedades. También sabemos que somos muchos más: juventudes ambientalistas, feministas, afrodescendientes, indígenas, comunidad LGBTIQ+ y muchas otras representaciones de una generación que se enfrenta a nuevos contextos, que se plantea nuevas desigualdades y que está generando, a partir de su movilización, nuevos espacios y formas de participación.  

#CiudadesXJóvenes

Los cambios sociales demandan una participación activa y cohesionada entre diversidad de juventudes. Demandan también la generación de espacios intergeneracionales e intersectoriales pero, sobre todo, requieren de garantías, seguridad y avances significativos en el reconocimiento pleno de nuestros derechos.

Por este motivo, desde TECHO impulsamos #CiudadesXJóvenes, una campaña que busca reconocer la participación activa de las juventudes en la implementación de la Agenda 2030 y la Nueva Agenda Urbana Mundial.

Las transformaciones sociales lideradas desde las juventudes hablan por sí solas y no podemos permitir que se nos etiqueten con la idea de una generación superficial, aislada de lo político y de las principales problemáticas que enfrentamos en nuestras sociedades.

El territorio habla y por esto invitamos a la sociedad, en especial a las personas jóvenes, a unirse a esta campaña. De esta manera, reconocer en el territorio un espacio de participación, transformación e involucramiento activo de la ciudadanía. A reconocer en la juventud el motor de cambio de nuestras sociedades.

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Este es un contenido Copyleft (ↄ). Puedes reproducir este y cualquier otro contenido de nuestro blog y compartirlo en diferentes soportes (online, papel, etc.) siempre y cuando cites la fuente, con el enlace a la página principal del propio blog de Idealistas.

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Esto es lo que pasa cuando una comunidad cree en el poder de cambiar las cosas

26/03/2018 por Elena Martin 2 comentarios

Cada inauguración en 7 de Diciembre es un recordatorio de cómo sí se puede

En Uruguay, hay más de 165.000 personas viviendo en 589 asentamientos irregulares (según el censo del 2011 de PIAL). Los retos van más de lo que los números puedan evidenciar.  En el asentamiento de 7 de Diciembre saben bien lo que es vivir sin lo más básico, pero también hoy saben que cuando las personas consiguen encontrar aliados y le ponen ganas, las cosas suceden.

Los vecinos se propusieron comprar el terreno donde viven y lo consiguieron, hoy tienen también sistema de saneamiento y luz eléctrica. ¿Cuáles han sido las claves para conseguir la unión de la comunidad y estos cambios que sin duda han mejorado sus vidas para bien? Esta es su historia.

Alerta, el terreno de la casa donde vivo está en venta…

No es divertido vivir con el miedo a que puedan desalojarte de tu casa en cualquier momento. En 7 de Diciembre un anuncio en prensa hizo saltar las alarmas. Un día uno de los vecinos se topó con la noticia de que el terreno en el que vivía, estaba en venta. ¿Qué hacer?

Se formó una mesa de trabajo para evaluar la posibilidad y el proceso de la compra de los terrenos. El objetivo: lograr la seguridad jurídica y la paz mental que significa no vivir más con miedo. TECHO acompañó a los vecinos en la organización y coordinación de las 47 familias que finalmente compraron. Un hito que no fue sino el primero de una serie de logros

¡A por el saneamiento!

Planificando en las reuniones comunales

Con el terreno legalizado no se acabó el camino por recorrer. Los vecinos habían comenzado a transitar lo que significa iniciar y finalizar un proceso consiguiendo el objetivo. No iban a parar.

Los datos del Atlas sociodemográfico y de la desigualdad del Uruguay arrojan que, más de 23 mil personas no están ligadas a la red general de saneamiento. Tampoco tienen pozo negro, por lo que evacuan sus aguas residuales a un arroyo o a la tierra. Lo peor de esta situación es que, no hay miras de que se avance, ya que la mayoría de los asentamientos se encuentran en terrenos privados, lugares a los que el Estado no llega. 

Este no era ya el caso de 7 de Diciembre. Los vecinos eran dueños del terreno y los permisos existían. Los retos eran otros, pero estaban dispuesto a afrontarlos.

Mara, Lucía y lo que no se aprende en la universidad…

Mara y Lucía experimentaron los cambios de la comunidad desde el lado de TECHO, para las que ambas han sido voluntarias. Hoy Mara trabaja para la organización. Mara, arquitecta, llegó a la comunidad cuando ésta ya era propietaria de los terrenos y habían identificado la necesidad de una solución a la regularización de saneamiento. “A partir de esta identificación se comenzó a trabajar en el diseño del proyecto y en la búsqueda de financiamiento, algo que no fue nada fácil”. Y es que siempre es complejo obtener financiamiento para proyectos de esta índole.

“Los fondos se obtuvieron de SELAVIP, la Embajada de Nueva Zelanda y la empresa constructora EBITAL. Además los vecinos aportaron un 10% del financiamiento, a partir de la construcción de las cámaras domiciliarias y la conexión de las mismas hasta el interior de su hogar. Esto no solo fue el simple hecho de comprarlas cada uno, los llevo a organizarse, juntarse, evaluar precios, comprar tanto la prefabricada como los materiales para construirla y capacitaciones de cómo hacerlas”. Lo hicieron.

En conjunto, hay mucho que se puede conseguir.

Por su parte, Lucía apoya hoy como voluntaria fija a la comunidad de 7 de Diciembre mediante el asesoramiento en la parte legal. “Asesoro en temas legales y trámites que necesiten hacerse frente al Estado en el proceso de regularización que transitan”. Y es que aunque los vecinos ya son propietarios, se les sigue acompañando en muchas otras labores como por ejemplo, que lleven los impuestos al día.

Para las dos ésta ha sido una experiencia que la universidad nunca les hubiese enseñado. “En la facultad no te enseñan a intercambiar, negociar, resolver problemáticas reales y muchas otras cosas más que solo se aprenden con la práctica. Como estudiante nunca me había puesto a pensar sobre la importancia que tienen las experiencias en la formación y en cómo articulamos nuestros conocimientos al enfrentarnos a una problemática real”. Nos cuenta Mara.

Lucía dentro de su campo legal admite que “fue un reto personal sin duda siendo estudiante y aún joven, el haberme enfrentado a muchas situaciones que nunca había visto en la universidad. Especialmente las normativas que no eran aplicables a estas situaciones de irregularidad en que viven los asentamientos”.

Las dos han vivido el proceso desde sus respectivos roles, aportando a este puzzle en el que las cosas se construyen sumando entre las partes.

Lourdes, ejemplo de liderazgo comunitario

Lourdes es lideresa comunitaria. Ha pasado más de 20 años en 7 de Diciembre y hoy es orgullosa propietaria junto con las otras 46 familias que viven en el barrio. Para ella sin duda la vida a cambiado. Nos cuenta como “después de comprar relativamente pronto pudimos tener el ‘agua legal’ o agua potable. De ahí la comunidad siguió avanzando con la meta de conseguir el saneamiento. Ese fue un gran logro”.

“Cuando llegaron los chicos de TECHO fue como un empujoncito. Nos empezaron a orientar cómo llevar las cosas. El empujoncito fue como una pieza más para alentarnos a poder llegar a lo que llegamos. Ellos nos guiaron, nos orientaron mucho de cómo hacer, a dónde ir, con quién hablar, cómo dirigirnos a ciertas autoridades. Siempre estuvieron apoyando y siguen apoyándonos. Sumando todo el trabajo que hizo el barrio lo conseguimos”.

No solo eso, “estamos cumpliendo ahora un año que tenemos los contadores y estamos pagando la luz eléctrica”.

Este barrio va viento en popa y es obvio que en conjunto, como se menciona en el video, todo es posible.

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Para contribuir a superar las grandes problemáticas sociales de nuestra región, TECHO e Idealist a través de esta serie, trabajamos en conjunto para sacar a la luz y difundir historias positivas e inspiradoras, que reflejen la relevancia del voluntariado como fuerza transformadora de nuestras realidades.

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“No tengo una mamá sino 55 mamás, además de 236 familias”

12/01/2018 por Elena Martin Dejar un comentario

 

En Paz del Chaco, hasta los más pequeños aprenden a co-crear cómo vivir y construir en comunidad

Serie en colaboración TECHO & Idealist

¿Cómo pueden dos comunidades enfrentadas, crear un solo barrio donde hoy en día la gente se siente parte de un mismo territorio?. La comunidad de Paz del Chaco en Paraguay lo consiguió. Quizás mucho tiene que ver con perseguir una meta común, pero sobre todo con aprender a escucharnos y respetarnos. Así fue como TECHO y los asentamientos de 12 de Junio y La Victoria, transformaron enfrentamiento, en unión y pertenencia.

Dos barrios enfrentados y una amenaza de desalojo… ¿cómo actuar?

Chola Cañiza es voluntaria de TECHO y ha pasado por una montaña rusa de emociones desde que llegó a lo que es hoy Paz del Chaco. Hoy su voz te eriza la piel al escuchar el compromiso que ella, como otros voluntarios junto con la comunidad, han puesto por llevar a buen puerto un proyecto que de otro modo, hubiese podido acabar en el desalojo de lo que antes eran los barrios 12 de Junio y La Victoria, hoy un único territorio: Paz del Chaco.

Vecinos participando en conversaciones sobre los avances de la comunidad.

Corría el 2015 y en estas dos comunidades las peleas eran constantes, pero en ese punto necesitaban legalizar sus tierras o en cualquier momento, el Estado podría decidir que todos tendrían que salir de allí. ¿Qué hacer?. TECHO había estado trabajando en la construcción de viviendas desde 2011 en esa comunidad, inclusive se construyó un centro comunitario donde se impartían cursos de oficio y donde participaron ambas comunidades, pero los desafíos estaban por venir cuando había que ponerse de acuerdo para la unión en un solo barrio. Ante la urgencia y la necesidad, no quedaba otra que dejar las rencillas de lado y trabajar por el interés común. “El barrio pasó por un estrés tremendo, por el tema de la legalización de las tierras, por la burocracia y los constantes errores que se daban en la documentación presentada. Estaban muy preocupados porque si alguien lo decidía, podían ser desalojados.” nos cuenta Chola.

Ese fue un desafío grande para ella que ya había participado como voluntaria y ahora la estaban ofreciendo ser coordinadora comunitaria. “Yo venía súper entusiasmada por el trabajo anterior y sufrí un choque por lo que la comunidad estaba sufriendo. El voluntario tiene que ser constante, pero yo era la única que aguantaba el peso y trabajo de ir a la comunidad en ese tiempo. Fue un año muy solitario pero nunca bajó el amor que sentí para trabajar con la comunidad. Creo que eso es lo que hace que un voluntario o coordinador se quede en el rol. El amor que uno tiene hacia sus barrios“.

Finalmente la legalización se completó y fueron los mismos vecinos los que ya habían decidido que el nuevo territorio se llamaría Paz del Chaco, por la victoria de Paraguay ante Bolivia.

Lo duro si en compañía, se pasa mejor

Parte del proceso de toma de decisiones y establecimiento de normas, es desarrollar espacios de participación para que estas sean establecidas por la propia comunidad.

El proceso de legalización de tierras fue difícil, pero en 2017 otra co-coordinadora de comunidad se unió con la misma constancia e interés que Chola. Ya no estaba sola y las cosas comenzaron a mejorar. “En la primera reunión que tratamos de tener con la comunidad ya a principios del 2017, comparada con las que habíamos tenido durante la etapa de legalización de tierras, fue increíble. Pasamos de 3-5 personas a 20, 30, 40 vecinos. Muchos era la primera vez que participaban de nuestras reuniones y mesas de trabajo y se daban cuenta que lo que nosotros hacíamos era escucharles a ellos. Era la primera vez que alguien les preguntaba ¿qué sentís?, ¿qué problemas tenés?, ¿cómo querés solucionar esto?“ De este diagnóstico participativo, salió la idea de construir el Puente de la Amistad, en el que la comunidad participó en la construcción y recaudación de fondos para realizarla. La unión del barrio no solo solucionó el problema legal, estaba fortaleciendo los nexos de unión de la propia comunidad.

Inicio de los trabajos de lo que sería el futuro Puente de la Amistad

“El desarrollo del Puente de la Amistad fue maravilloso en cada parte del proceso – nos comenta Chola –  todas las reuniones que hicimos, desde el diseño participativo hasta la construcción del mismo fueron en el mismo puente. Todos los vecinos se juntaban en el puente en ruinas y de ahí les preguntábamos. De ahí salió cómo querían su puente y qué querían que pasase en ese puente. Era lindo porque estábamos todos contribuyendo. Las chicas cocinando que estaban en el curso de panadería, los chicos estudiando y los varones ayudándonos a construir el puente”.

Chola es optimista y de nuevo tiene el entusiasmo a flor de piel, “2017 y el puente, renovaron el barrio y le ha dado una energía que en 2018 va a explotar. Nosotras como coordinadoras seguimos firmes donde estamos. Siempre digo que conozco más a los vecinos de Paz del Chaco que a mis propios vecinos de Asunción. Estoy muy contenta y muy feliz del rol que me toca llevar a cabo cada fin de semana, donde no tengo cinco mamás sino 55 mamás. Donde no solo tengo una familia, sino 236 familias”.

Mario y Nimia

Mario y Nimia con sus dos hijas, son una de esas familias. Viven en Paz del Chaco y un día entendieron que dejar de estar enfrentados y trabajar por una causa común, era una labor noble que merecía la pena intentar. ¿Cómo vivieron ellos esta integración y qué aprendieron?

Mario se considera hoy un líder comunitario, junto con su mujer a la que no deja de mencionar cómo siempre ha estado apoyándolo y aportando como un verdadero equipo. Nos cuenta como antes de la legalización la situación entre las dos comunidades “iba empeorando, con muchos conflictos porque en un terreno común vivíamos dos comunidades enfrentadas de 236 familias”.

En cierto punto y gracias a la intervención de TECHO, Mario tomó el rol de representante comunitario. “Yo vi la necesidad de mi gente. El 70 por ciento del territorio social es de escasos recursos. Nosotros como personas que ocupamos un terreno acá estábamos en zozobra de que el terreno en sí no tenía documentos y podían echarnos de allí en cualquier momento. Había que hacer algo. Yo tengo una pequeña empresa de muebles y empecé de cero y me dije, si yo pude hacer eso, por qué no voy a poder cambiar mi comunidad“.

Mario veía a su alrededor mucho de lo que no quería para sus hijas: drogas, violencia… “veo eso y no quiero que mis hijas crezcan un lugar así, pero tampoco quiero dejar de hacer algo, correr como un cobarde y que esto se pudra. Ya que nadie se animaba a hacer algo, yo decidí tomar esa decisión”.

Chola de TECHO (con remera blanca) con Mario (sentado) y Nimia, también de blanco junto a Chola, además de un diverso grupo de vecinos de Paz del Chaco

Gracias al trabajo de TECHO como facilitador, de personas como Mario y Nimia tomando el liderazgo de su propio barrio y de la participación de toda la comunidad, hoy Mario afirma como:

En un 80-90% hoy estamos unidos y estamos por lograr muchos objetivos más que si nos hubiésemos juntado mucho antes, ya los hubiésemos logrado.

Para Mario TECHO fue una palanca para todo lo que sucedió y él mismo, parte del engranaje que hizo que las cosas sucedieran. Hoy se siente orgulloso. “Algún día llegaré a ser alguien en la vida, una persona respetuosa y respetada en la comunidad. Y si un día tuviese más autoridad, creo que haría muy bien mi trabajo, porque es lo que quiero hacer, cambiar la imagen de mi territorio, de mi ciudad, que está muy dañada. Ese es el objetivo, ese es mi objetivo”.

El corazón está donde los pies pisan

Historia con final feliz, con el voluntariado como telón de fondo y el empoderamiento de las comunidades como pieza clave para el desarrollo de la capacidad de las personas. Pero mucho más allá de esto, conmueve hablar tanto con voluntarios como con representantes de las comunidades y ver como el verdadero cambio sucede cuando uno ama el lugar que pisa. “Accedí al rol sin problemas con una energía y unas ganas tremendas, que es lo que nos mueve a todos los voluntarios, esas ganas de hacer algo. Saber que somos conscientes que tenemos que cambiar la realidad, sobre todo en un país como el nuestro, sumamente sufrido com la mayoría de Latinoamérica”, nos cuenta Chola.

Para Mario, esa realidad está ya en proceso de transformación y él se siente parte: “Ahora la verdad me siento importante en mi comunidad. Siempre tengo en cuenta lo que me dijo mi mamá, uno tiene que ser padre responsable y útil a su comunidad. Junto con el apoyo de mi señora, en eso seguimos”.  ¡Pues adelante!.

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“Los voluntarios estuvieron con nosotros, eso es algo que nadie antes había hecho”

05/12/2017 por Elena Martin 2 comentarios

Día del Niño Honduras
Una de las actividades del Día del Niño en Honduras

Serie en colaboración TECHO & Idealist

En la comunidad de ‘El Ciprés’, en Tegucigalpa, Honduras, que los niños pasen el día entero disfrutando de juegos y actividades es la excepción, no la regla. ¿Cómo puede un voluntario en una comunidad donde los niños y niñas reciben una educación precaria y trabajan en el campo con sus papás, comenzar a modificar la realidad para que todos, niños y adultos, construyan una comunidad más próspera y empoderada?

El Día del Niño el pasado septiembre fue una perfecta excusa para que todos ganasen. Los niños y niñas disfrutaron como deben hacer la infancia. La comunidad se organizó y siguió entendiendo que si quieren, pueden. Finalmente los voluntarios y voluntarias, tuvieron una oportunidad para dejar de mirar la realidad desde la pasividad/comodidad de sus realidades, y hacer algo por cambiar las cosas.

Karen, Gloria y el efecto dominó

Karen y Gloria son amigas y voluntarias. A Gloria su hermano la invitó a unirse a TECHO. Después de un tiempo, acabó entrando en el área de Gestión Comunitaria en la comunidad de ‘El Ciprés’. “Me motivó hacer un cambio en la sociedad pero empezar conmigo misma, para ser ejemplo que los jóvenes podemos ser el cambio que nuestro país necesita y que la situación de pobreza la podemos ir erradicando poco a poco, dejando un poco de aprendizaje en las comunidades y aprendiendo de ellos también”.

Tras esto fue Gloria la que empujó a su amiga Karen “La verdad que siempre me había indignado la situación de desigualdad que vive mi país, pero era como solo palabras, jamás había tomado acciones” nos comenta Karen. “Gloria me sugería que me uniera a TECHO y yo le decía sí, pero nunca lo hacía. Un día le dije que sí y puedo confirmar mil veces que fue la mejor decisión que pude haber tomado. Te convences al ver la alegría con la que las personas te reciben cuando subes al asentamiento, el cariño con que te acogen como que si fueras parte de su familia. Se les vulneran tantos derechos y a pesar de eso ellos son felices. Quise que ellos tuvieran más oportunidades y verlos crecer como personas. Ellos son mi motivación”.

Niños y niñas que nunca lo son completamente

Actividad con voluntarios
Y continuaron las actividades entre niños y voluntarios

Las dos nos cuentan cómo en estos asentamientos se vive en situación de extrema pobreza. La escuela queda lejos y es difícil acceder en época de lluvias, porque el asentamiento tiene un clima frío y lluvioso. Los niños y niñas no reciben una educación de calidad como merecen para salir adelante y no solo depender de un futuro basado en la agricultura.

Y en este contexto llegó el Día del Niño. Karen y Gloria vieron una buena oportunidad. Decidieron crear Mesas de Trabajo (espacios facilitados por TECHO donde los líderes y lideresas son los protagonistas). En estas mesas se plantearon proyectos donde tanto voluntarios como pobladores aportaron. La conclusión es que crearían un día donde los “niños y niñas pudiesen soñar y jugar, sin tener la presión de ir a trabajar a los campos” nos cuentan. La comunidad cocinaría y los voluntarios se encargarían de las piñatas, bolsitas, refrescos, pasteles… Fue también la comunidad la que se comprometió a desarrollar las actividades ese día, juegos tradicionales donde participarían tanto niños como voluntarios.

Video de formación de líderes y lideresas en Honduras

Toda esta organización no fue casual. Nos cuenta Gloria como ella cree que la comunidad en el tiempo que los voluntarios y voluntarias llevan trabajando allí, ha cambiado, “son más organizados y tienen más sentido del liderazgo. Se dieron cuenta que son capaces de hacer muchas cosas si todos trabajan en equipo. 

Los niños a los que se les permite serlo, adoran romper piñatas

En definitiva, una jornada de éxito y una razón más para crear lazos entre comunidad y voluntarios. También para que los pobladores cada vez más se conviertan en constructores de su realidad, ofreciendo así un ejemplo a los niños y niñas de los asentamientos que serán los próximos líderes y lideresas comunitarios. Prueba de que esto ya pasa como nos dice Gloria “Los niños disfrutaron ese día y nos sorprendieron la verdad porque prepararon actividades de danzas y otras actividades para nosotros. Tomaron la iniciativa y nos pusieron una mesa principal para que todos los que fuimos ese día nos sentáramos ahí. Nos sentimos alagados de su parte.”

Doña Reina y la magia de empoderar a través de la escucha

¿Qué tiene que decir la comunidad de El Ciprés ante los cambios que están experimentando?. Doña Reina, lideresa comunitaria, se siente hoy más empoderada que nunca.

Hoy se muestra con orgullo como voz de la comunidad. Nos cuenta cómo antes de que llegase TECHO a la comunidad ya había movilizado a los suyos para gestionar junto a otros vecinos letrinas en la alcaldía, pero “No fue hasta después de TECHO,  que me sentí como una lideresa ya que uno aprende a hacer su aportación, y sentí que mi voz era mas escuchada porque los muchachos de TECHO escuchan las necesidad que uno tiene. Me siento mas escuchada y alegre”.

No son solo niñ@s, son futuros líderes y lideresas de sus comunidades

Con respecto a las actividades del día del niño, doña Reina nos pone de frente a la realidad: “Nadie había venido a celebrar el Día del Niño aquí, la gente solo daba las cosas y no venían, pero los voluntarios sí están con nosotros y celebran junto a nosotros y eso era algo que nadie había hecho”.

Sin duda eso pone a la comunidad en valor, les hace sentirse menos invisibles y más capaces. Ella misma entiende ahora las claves para no solo depender de terceros, sino de crear por uno mismo.  “Sería bueno hacer conciencia sobre la unidad, ya que los proyectos son para bien de toda la comunidad” nos cuenta Doña Reina “que se sientan más parte de las soluciones a todos los problemas que tiene la comunidad, porque algunos no se dan cuentan que pueden participar porque viven lejos y tienen que caminar una hora para llegar a las reuniones en el Centro Comunal y no se involucran”.

En definitiva un gran logro el trabajo en conjunto, que ponen valor lo que ganamos si nos escuchamos, si damos voz a quienes hace mucho tiempo parecen haberla perdido, si conseguimos mirar a las personas como potencial de desarrollo y no como receptores de ayuda.

Humildad

Gloria y Karen me mencionan una palabra en común cuando les pregunto sobre qué les aporta el ser voluntarias y qué han aprendido. HUMILDAD, mencionan las dos alto y claro. Algo bien difícil en un mundo lleno de ruido y egos. Donde todos tienen algo que decir y pocos se paran a escuchar. “He tenido los mejores maestros en cuanto a humildad se refiere que son los pobladores de El Ciprés. Ahora se que pase lo que pase siempre debemos ver lo bueno y dar gracias por lo que tenemos” nos dice Karen.

“Esta gente me ha enseñado a ser humilde ante toda situación. Nosotros crecemos con lo que día a día ellos mismos nos enseñan y toda esa confianza  que  depositan en nosotros a pesar que somos jóvenes, pero saben que como sea nosotros tratamos de ayudarlos a que su asentamiento tenga un desarrollo”, añade Gloria.

Humildad, liderazgo comunitario, infancia con potencial, co-creación de realidades… Maravillosos ingredientes para seguir construyendo una región que tenga como meta superar la pobreza mediante la formación y acción conjunta de los pobladores y pobladoras de los asentamientos a lo largo y ancho de América Latina, junto con jóvenes voluntari@s y otros actores.

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8 características clave del barrio del futuro

08/11/2017 por Elena Martin Dejar un comentario

Ciudad del Futuro
¿Cómo la imaginas?

En el marco del Día Mundial de las Ciudades, un grupo de jóvenes arquitectos se afanó en diseñar ‘El Barrio del Futuro’ para la Exposición Internacional de Tecnología en Santiago de Chile. ¿Cómo será que hay que construir esos barrios? ¿qué será que la gente sueña con tener en la puerta de su casa o en las calles por las que camina a diario? La propuesta sorprendió a los asistentes. ¿Wifi en los parques?, ¿paneles solares en los tejados?, ¿basura que se autorecicla?… No, la propuesta contenía lo siguiente:

Elementos clave para el ‘Barrio del Futuro’ en América Latina

  1. Electricidad e iluminación pública
  2. Agua potable
  3. Calles asfaltadas
  4. Acceso a red de autobuses
  5. Techos que soporten la lluvia
  6. Plazas y zonas verdes
  7. Escuela
  8. Puesto de salud

¿Dónde está la sofisticación del futuro, la innovación, la modernidad? se preguntarán algunos. 104 millones de personas en América Latina, residen actualmente en asentamientos informales, también conocidos como Villas, Favelas, Campamentos o Barrios Marginales. Para todos ellos ese es su barrio soñado, su barrio del futuro.

 

Con datos en la mano

Una investigación de TECHO, que estudió 651 asentamientos de siete países de la región -93 por cada país: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua y  Paraguay-, enseña que uno de cada cuatro asentamientos estudiados no cuenta con acceso regularizado a los servicios básicos. Esto significa vivir sin el debido acceso agua potable, luz y saneamiento.

“Siendo América Latina la región más urbanizada del mundo, donde ocho de cada 10 habitantes vive en ciudades, la mayor innovación debe ser que todos y todas accedan a los beneficios y derechos más básicos”, asegura María Jesús Silva, Directora del Centro de Investigación Social de TECHO Internacional.

Esta exposición pretendió ser toda una lección de primero, conciencia ante la desigualdad, y segundo dignidad. Todos la queremos y la buscamos, no todos tienen el privilegio de disfrutarla aunque igual la merezcan. ¿Qué podemos hacer al respecto? Mil maneras, desde participar en las acciones de la organización TECHO, hasta seguir apostando por una incidencia política que equilibre la realidad o encontrar vías de colaborar con oportunidades que luchan por la erradicación de la pobreza y la desigualdad en el continente.

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