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La risa del voluntariado

22/05/2018 por Elena Martin 2 comentarios

Por Esther López (España)

Puede que hayas escuchado que existen dos formas de ver la vida. La primera, ver el vaso medio vacío; la cual debemos descartar de inmediato por ser destructiva con todo nuestro mundo. Y, la segunda, ver el vaso medio lleno; reinada por el positivismo. Pero es que en realidad hay una tercera, y es mirar a la persona que hace que ese vaso esté medio lleno, mientras lo llena. Mirarla y reír, porque reír es lo que nos da vida. Reír nos mantiene vivos, optimistas, medio llenos. Y esa persona, la que llena el vaso de la vida, de la risa, es el clown. En el clown no existen los límites, ni los miedos, ni las distancias. Es capaz de unir a las personas sin necesitar nada más allá de la risa.

Hablamos con Miriam Lorenzo, secretaria de Social Clown y payasa social vacacional. Nos cuenta que el payaso es un provocador de emociones, a través de la risa. Que no es un actor ni un personaje. El clown existe dentro de todos nosotros, es uno mismo. Tal como dijo Roberto Benigni, “el autor inventa o interpreta un personaje, mientras que el payaso encarna el suyo propio”. Se trata de observarte a ti mismo, ver cómo te mueves, cómo reaccionas, qué sientes, qué tics tienes y llevar todo lo que eres a la locura. Alimentarte de tu propio ridículo. Como un niño pequeño, tierno, vulnerable, ingenuo, auténtico. 100% de emoción y 0% de razón.

La esencia de Social Clown

Social Clown es una asociación formada por 10 clowns sociales que utiliza las artes escénicas como herramienta terapéutica para mejorar la calidad de vida de los niños, jóvenes y colectivos marginados, como ancianos o enfermos, y facilitar su integración social. En el ámbito nacional actúa en hospitales, geriátricos y en centros de menores. También se desplaza con frecuencia a países del Tercer Mundo donde los niños sufren situaciones límites de pobreza, enfermedad o conflictos sociales, para despertarles una sonrisa.

Generalmente, la frecuencia de visitas terapéuticas del clown es semanal, a nivel nacional, de 2 o 3 veces por semana con una duración de 2 o 3 horas por visita. En el caso de proyectos internacionales, el trabajo en el terreno ocupa 6 días de la semana. Concretamente, en el ámbito nacional, Social Clown trabaja de forma regular en Ibiza y Mallorca en España y está planificando visitas a escuelas en la península, principalmente en la zona de Castilla y León, con clownferencias en las que enseñan a los niños la labor de un payaso social.

El valor terapéutico de la risa

La risa es salud, es vida, es amor. Aumenta las ganas de vivir y de luchar, minimizando los problemas y aumentando la resiliencia a la adversidad. Aumenta el autoestima, da apoyo emocional, suaviza los conflictos… Abre la puerta a la esperanza. Es el lenguaje del alma. De acuerdo con Miriam, la risa nos conecta de forma muy especial con la gente. Ya sea en una visita a la habitación de un hospital o tras un espectáculo, el brillo y la alegría de vivir siempre aparecen en los ojos del público y, ese, es el mejor pago de todos para el clown… La plenitud.

Sin embargo, no todo el mundo entiende la labor del clown en momentos de adversidad. Miriam nos cuenta que cuando estuvieron en Burkina Faso, en una visita al hospital, encontraron una anciana semi-inconsciente tumbada en la cama rodeada por su familia que esperaba el final de la agonía. Cuando los clowns entraron a la habitación al son de la música del acordeón, les miraron enfadados diciendo “¿Nuestra madre muriéndose y estos locos de nariz roja tocando música a su lado?”. Cuando estaban a punto de echarles de la habitación, la anciana les señaló y pidió que la incorporaran para escuchar la música. Sus hijos le ayudaron a sentarse y ella, abriendo los ojos con la poca energía que le quedaba, movió ligeramente la cabeza al ritmo de la melodía, sonrió y aplaudió. Porque la vida es un regalo y debemos disfrutarla hasta el último momento.

Damos la bienvenida a clowns con inquietud social

Social Clown está abierta para todos aquellos clowns que tengan un proyecto social en mente y quieran desarrollarlo dentro de una red de apoyo y soporte mutuo en la que crecer juntos. Trabajar desde el clown para acercarse a las personas que más necesitan humor y alegría, acortando la distancia entre las personas a través de la risa y el voluntariado. Porque, sin voluntarios, sin la risa, muchos programas que mejoran la calidad de vida de las personas no podrían llevarse a cabo. La vida sería mucho más gris para todos. Y es que la risa del voluntariado pone nuestras vidas a todo color.

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Esther López, integradora social y apasionada del mundo del voluntariado. Empieza hace más de dos años el proyecto Oriéntate en tu Voluntariado para orientar, motivar y promover sobre voluntariado. Actualmente, metida de lleno en OV, proyectos de voluntariados externos y comprometida con la realidad social que le rodea cada día.

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Categorías: CAMBIANDO EL MUNDO, Historias ONG Palabras clave: Clown, payasos, risa, Social Clown, Terapia, voluntarios

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5 razones por las que es mejor no pensar en grande

04/08/2017 por Elena Martin Dejar un comentario

Piensa si crean un gran movimiento es lo que funcionará

En nuestra obsesión por generar más impacto y por seguir esa tendencia que parece insistir en que si no escalas, tu proyecto será mediocre, nos olvidamos de cosas importantes. Primero, esa casi imposición de que si algo funciona tiene que hacerse más grande o estás perdiendo una oportunidad, puede paralizar a algunos o llevarles por un camino que no quieren.

Segundo, si nos centramos en crecer, nos perdemos hacernos las preguntas adecuadas y atender a las respuestas, a lo que tiene sentido independientemente de lo que se espere. De nada sirve tratar de escalar algo que funciona contra nuestra voluntad para acabar encontrando obstáculos en el camino que transformen una iniciativa sostenible y que daba resultados, en un ‘quiero y no puedo’, o en un simplemente… pero esto no es lo que yo quería.

En una jornada a la que asistí en Madrid, la organización Enspiral hablaba de cómo construir redes colaborativas. Aunque esta organización está ampliando sus dimensiones, es interesante el punto de vista de alguien que es parte de esta organización y fundador de Loomio (una herramienta para la toma de decisiones en grupos grandes). Él habla de como:

“Más y más gente está de acuerdo que la supervivencia humana depende de si somos capaces de reemplazar el actual status quo con estructuras y comportamientos radicalmente diferentes. Creo que este es un reto esencialmente cultural y el mejor lugar para cultivar cultura es en grupos pequeños. Hasta que no tengamos una masa crítica de activistas que sean capaces de pensar, relacionarse y comunicar diferente, cualquier gran movimiento va a replicar los errores del pasado”. 

Es por eso que apunta 5 razones que traemos a esta nota, ya que vienen a reafirmar mi creencia personal también, de que el gran árbol comienza por una pequeña semilla. Si estas semillas son lo suficientemente fuertes, el árbol crecerá. Estas son las razones por la que es mejor trabajar con grupos y acciones pequeñas que querer demostrar que puedes crear algo e impactar al mundo entero.

Razón 1: Un lugar para aprender nuevos hábitos

Cuando se trabaja con un pequeño grupo, es más fácil identificar qué comportamientos quieres motivar a que la gente siga, y puedes elegir cuánta energía quieres usar para ayudar a la gente a cultivar nuevos hábitos.

Si los hábitos no son los adecuados, ¿cómo puede el generar un gran movimiento, en lugar del trabajo en un pequeño grupo, ayudar a mejorarlos?

Razón 2: Un lugar para practicar tolerancia

Nuestras palabras reflejan nuestros pensamientos y a menudo, con las cosas que decimos podemos estar casi sin saberlo y por el tipo de lenguaje que usamos o la manera en que lo usamos, causando daño a alguien. Cuando se trabaja con grupos pequeños, especialmente cuando hay diversidad y todos tenemos que aprender a trabajar con todos, es más fácil el poder ver esos detalles, que alguien llame la atención y aprender ellos.

Razón 3: Un lugar para la terapia

Quizás pueda parecer una tontería, pero a falta de la atención especializada que no todos pueden pagarse cuando necesitan de ayuda o apoyo moral, se puede encontrar en un grupo. Trabajar en grupos pequeños facilita la creación de lazos de posible apoyo mutuo que a las personas puede hacerle mucho bien. En estructuras gigantes, esos lazos se desdibujan, las personas dejan de llamar al otro por su nombre y mucho menos interesarse por alguien que les resulta desconocido. Otra ventaja entonces de no escalar, sino hacer lo que hacemos y hacerlo muy bien a pequeña escala. En estos espacios las relaciones importan para el que tratamos de servir, y también pueden ser beneficiosas entre nosotros.

Razón 4: Un lugar para practicar con el ejemplo

Es más fácil esperar comportamientos adecuados de las instituciones o de otros, que practicarlos en nuestros propias organizaciones o grupos. El reto, un buen reto, es tratar de desarrollar lo que queremos conseguir en grupos pequeños, mostrar los logros y lecciones aprendidas y que esto mismo se replique en otros grupos pequeños. Después conectar esos grupos que han entendido y comparten la esencia.

Razón 5: Un lugar para estar preparados para lo peor

En caso de que todos nuestros esfuerzos por hacer del mundo un lugar mejor no nos acaben llevando a buen puerto y estemos a las puertas del apocalipsis, cabe preguntarse, ¿qué hacemos con el resto del tiempo que nos queda? Parece una buena idea el aprender como trabajar y construir cosas juntos hasta que ese momento llegue ¿no les parece?.

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Categorías: Cambio Social Palabras clave: Espiral, Loomio, redes colaborativas, Terapia, tolerancia

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