Consigue el Trabajo de tus Sueños
Carreras que te ayudan a pasar de la intención a la acción
Voluntarias armando cajas con víveres
“A veces, los que menos tienen son los que más dan”

dice el final de este video que muestra a una persona en situación de calle, compartiendo una pizza con un joven que le dice que tiene hambre. Sin embargo, cuando el joven le hace este mismo pedido a personas comiendo en un restaurante, todos se niegan a compartir su comida.


Por eso, rescato la frase final que sostiene que:

“Sobrevivimos con lo que tenemos pero vivimos realmente con lo que damos”

porque estoy convencida de que SOMOS LO QUE DAMOS. No importa si eso es mucho, poco, si es dinero, tiempo, amor o consejos. Cada uno de nosotros viene a este mundo con la capacidad de amar y de dar. Está en nosotros, como queremos aplicarla y brindarla con los demás.

Conozco miles de ejemplos de personas – de todos los estratos sociales – que son generosas, solidarias, tienen un fuerte compromiso social y son empáticos con las necesidades del otro.

Y si bien uno a priori creería que quienes gozan de más comodidades económicas y beneficios están en mejores condiciones para brindar su tiempo y dinero a los demás, no siempre es lo que ocurre.

Por eso no tenemos que dejar de aprender de aquellos, que no teniendo sus necesidades básicas satisfechas, encuentran el tiempo y los recursos para dar algo a aquel que tiene menos.

Este es el caso de Delicia Ferreyra, que junto a su marido fundó el Merendero El Maná, en el barrio de Las Tunas, en el conurbano bonaerense.

Niños del merendero

“Ya en 2001 con el hambre que había en el barrio, y porque sabían que mi marido tenía trabajo, nos venían a pedir. Y empezamos sacando de la alacena hasta que un día nos dimos cuenta que con eso no alcanzaba. Y así abrimos el merendero acá, adentro de mi casa”, explica Delicia, una señora morocha, petisa y sonriente que no para de trabajar.

Por falta de espacio, el merendero de a ratos se convierte en comedor, sala de apoyo escolar y alberga otros proyectos en carpeta que van saliendo a fuerza de voluntad y de pedir. “La realidad es necesidad en este barrio”, cuenta Roberto, su marido. “A este lugar vienen los chicos con hambre y con ganas de mesa familiar, y los recibimos con los brazos abiertos”, dice.

¿Qué gestos podrías tener vos y todavía no estás teniendo?¿Creés que las personas que tienen mejor nivel adquisitivo, tienen una mayor obligación de ser solidarias?

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Este artículo se ha reproducido con el permiso de La Nación. Extraído del suplemento El Vaso Medio Lleno

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Micaela Urdinez

Cuando entré al diario en diciembre de 2000 cumplí mi sueño de plasmar el poder de las palabras con la posibilidad de mejorar la vida de las personas. Desde 2007 soy la responsable del Area Periodística de la Fundación La Nación.