
Quizás no tenemos el poder absoluto para controlar cada cosa que nos pasa, pero tenemos la capacidad de decidir cómo reaccionamos frente a cada situación. En otras palabras, que una situación signifique una oportunidad para avanzar y aprender o un obstáculo que nos detenga, depende de nosotros mismos.
¿Has escuchado esa frase que dice “la vida es 10% lo que te pasa y 90% como lo tomas”?. Puedes lamentarte profundamente si las cosas no salen como lo planeabas, sentirte derrotado y dejar que cada situación te lleve al pesimismo, pero piénsalo ¿en verdad eso te ayuda en algo?. Sin importar si crees que existe un destino ya establecido o no, ser pesimistas no nos lleva a ningún lado.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado” – Buda
El tener una buena o mala actitud es una habilidad que los seres humanos podemos desarrollar y uno de los pasos más importantes que podemos tomar para lograr nuestro verdadero potencial. Seguro hasta ahora, te estarás preguntando… si eso suena muy bonito, pero ¿cómo lo hago?. Aquí te van 3 elementos muy simples que puedes incorporar a tu vida para mejorar tu actitud frente a ella:
1. Evita palabras negativas. Las palabras que usamos son un reflejo de nuestros sentimientos y creencias. Es increíble lo que podemos cambiar a través de nuestra forma de expresarnos. Según un estudio de Psych Central, “Sostener una palabra positiva y optimista en la mente, estimula la actividad del lóbulo frontal, área que incluye los centros de idiomas específicos que conectan con la corteza motora, responsable de pasar a la acción” por lo que usar palabras negativas en lugar de positivas pueden afectar tu desempeño.
De acuerdo con el doctor Andrew Newberg, M.D y el profesor Mark Robert Waldman, las palabras tienen el poder de cambiar tu mente, tanto así que una simple palabra puede influir en la expresión de los genes que regulan el estrés físico y emocional.
2. Agradece en todo momento. Dar gracias por algo es valorar algo que han hecho por nosotros. Este gesto nos pone en una actitud receptiva frente a la vida pues aceptamos y apreciamos lo que recibimos. Es un ejercicio fantástico para ver la vida desde una perspectiva positiva. De hecho, esto va ligado con la felicidad. Una investigación del doctor Robert A. Emmons entre otros científicos arrojó que el ser agradecidos es una de las formas más fiables para aumentar la felicidad y la actitud positiva.
“Muchas personas que ordenan correctamente sus vidas en todos los demás aspectos siguen siendo pobres debido a su falta de gratitud” – Wallace Wattles
3. Ponle amor y entusiasmo a lo que haces. Sin duda, no puedes sentir entusiasmo frente a algo sin una actitud positiva. De allí la importancia de tener la actitud adecuada, lo que te llevará a mantenerte centrado en lo que quieres lograr y los métodos que utilizarás para lograrlo. El entusiasmo lleva a la acción y es esta característica la que genera compromiso por aquello en lo que crees mientras contagias a otros a hacer lo mismo. Recordemos la famosa frase del filósofo Ralph W. Emerson, “ninguna gran empresa se llevó a cabo sin entusiasmo“.
Independientemente de que creas que tu destino esta en tus manos o no. Piensa esto: si una actitud negativa no te lleva a ningún lado, ¿por qué no intentar sacar lo mejor de cada situación, reforzar lo bueno que tenemos y continuar hacia adelante?
“Un hombre puede cambiarse a sí mismo… y dominar su propio destino, ésa es la conclusión de toda mente que está completamente abierta al poder del pensamiento correcto” – Christian D. Larson (1866-1954)
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La vida no es más que lo que hacemos con ella, no sólo es aquello que somos, ni de donde venimos, es más bien un continuo aprendizaje para encontrar palabras y expresiones adecuadas para comunicarnos, para poder explicar nuestras experiencias y dar un sentido a nuestras existencias. Lo único que hace que la vida valga la pena, es vivir lo máximo de nuestras posibilidades, expresarnos además de con palabras con hechos, con creatividad e inventiva como en el arte, la música, el trabajo y el ocio, hacerlo el mayor tiempo posible y lo mejor posible…
Para ello, es preciso tener valor para vivir, salir del ostracismo y la desidia, para oponerse a la vanidad que nos subyuga, con la voluntad de no aceptar nunca el reposo improductivo, más que el descanso necesario para reponer fuerzas y continuar, hasta que no se haya descubierto y enmendado los errores para llegar a la verdad. El gran problema radica en que la gente no es capaz de expresar lo que siente, y de ahí vienen gran parte de sus problemas. No existe nada peor que vernos impotentes e inútiles sin poder decir ni hacer nada ante la malaventura y la fatalidad, y quedarnos sin palabras y sin actos a la hora de explicar un sentimiento, de describir un dolor o una emoción, y encontrarnos inermes y vacíos ante la simplificación rampante de nuestra existencia insignificante y vacua.
Lo irónico de vivir es que aquellos que tienen miedo a enfrentarse con la vida y aquellos que si lo hacen, al final tienen la misma cantidad de temores, lo que los diferencia es que los acojonados se preocupan por cosas sin importancia y los osados lo hacen por las que sí se deben temer porque lo han experimentado… Así pues la valentía de vivir no es la ausencia total te temor porque si no seríamos unos temerarios, si no que es hacer cosas a pesar del temor… la verdad es que no se necesita valentía para lo que nos gusta mucho hacer. y en consecuencia no tenemos miedo por ello.
El gran problema de nuestros días consiste en que vemos la vida por lo que nos dan y no por lo que podemos ofrecer a los demás, cuando en realidad la felicidad estriba en dar amor, compañía, sensibilidad y buena disposición… Ese es el verdadero coraje de vivir, ya que la valentía de vivir está en abandonar esa actitud de sentirnos necesitados, dependiente de las cosas y las personas porque siempre nos faltará algo por mucho que tengamos, para mirar la vida por aquello que podemos hacer, teniendo la osadía de expresar lo que queremos con dignidad, sinceridad y autenticidad.
ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©