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¿Necesitas un asesor pero no puedes pagarlo?: conecta con un mentor

30/09/2016 por Elena Martin Dejar un comentario

Encuentra el apoyo que buscan y sigue avanzando en tu proyecto.
Encuentra el apoyo que buscan y sigue avanzando en tu proyecto.

Mentor:

Un mentor es un profesional o amigo que guía a una persona con menos experiencia a través de construcción de lazos de confianza y la generación de comportamientos positivos. Un mentor entiende que su papel consiste en ser auténtico, honesto, alguien con quien se puede contar, con quien puedes conectar y en quien puedes confiar y que está dispuesto(a) a buscar la sintonía con las necesidades de su ‘mentee’.

Este concepto, muy común en países como Estados Unidos, comienza solo a despuntar en nuestra región. Yo misma ahora soy mentora. Una razón de peso para serlo es porque me hubiese encantado que en su momento, alguien en mi país me hubiese ayudado a clarificar, hubiese compartido recursos conmigo, sugerencias, consejos, experiencia… El camino hubiese sido menos difícil para conseguir aquello que estaba buscando, o para saber mejor qué es lo que buscaba.

No soy partidaria de copiar por defecto todo lo que viene de Estados Unidos, pero la mentoría sería un error no replicarla. Por experiencia propia, suele ser increíblemente enriquecedora para ambas partes. Me alegra entonces ver que comienzan a surgir organizaciones como MicroMentor, que buscan introducir este concepto en más países. Hablando con ellos me cuentan que comenzaron hace unos dos años en Guatemala y México dándose cuenta a través de un estudio de cómo un porcentaje demasiado alto de emprendedores mexicanos, no conseguían mantener sus proyectos a flote. Hoy andan buscando generar un modelo de sostenibilidad para extender las bondades de la mentoría por la región y así esperamos verlo.

La misión de Micromentor es vincular a emprendedores y mentores para que juntos fortalezcan negocios. Se ha comprobado que la mentoría incrementa el éxito de las empresas. Después de dos años el 82% de los proyectos sobreviven, comparado con el 62% de aquellos que no recibieron mentoría.

En los últimos ocho años, MicroMentor a nivel global ha generado más de 15.000 conexiones de mentoría y cada mes, 300 personas inician conversaciones a través de la plataforma.

Tatiana Petrone, Program Manager para México nos cuenta como “en Latinoamérica, la comunidad está formada por más de 3.000 emprendedores y cerca de 2.000 mentores. Nuestros mentores son voluntarios con experiencia en negocios (en promedio más de seis años), quienes donan su tiempo para apoyar a emprendedores a sobrevivir y crecer. El tiempo de compromiso es de tres horas por mes durante tres meses”.

¿Cómo funciona?:

Del usuario Boruah vía Wikimedia Commons
Del usuario Boruah vía Wikimedia Commons

Quienes desean participar tanto del lado de los mentores como del lado emprendedor, solo tienen que entrar en la web de MicroMentor y crear un perfil indicando si quieres ser mentor o encontrar mentor. De ahí tendrás que responder a algunas preguntas relacionadas con el tipo de ayuda buscas, qué tipo de proyecto estás desarrollando, etc… eso del lado del emprendedor. Del lado del mentor, igual compartes tu experiencia profesional, el tipo de proyectos con los que te gustaría trabajar, los idiomas que hablas, etc.

Una vez que entras a formar parte de la plataforma, puedes buscar bien emprendedores con los que trabajar o viceversa, y comenzar a construir una relación beneficiosa para ambas partes. El emprendedor se beneficia de la experiencia del mentor, pero el mentor sin duda encuentra una forma de ofrecer apoyo, de ver crecer las ilusiones e ideas de gente que tiene ganas de hacer cosas y eso, es increíblemente reconfortante.

Por lo general las sesiones pueden hacerse por varias vías: telefónica, presenciales o por internet. Eso lo determinan el mentor y emprendedor. En el caso de México y Guatemala, se ha comprobado que seguimos siendo una cultura que necesita del contacto cara a cara siempre que sea posible. Esto ayuda, empodera y contribuye a construir estas relaciones sólidas, es por ello que MicroMentor está creando y facilitando eventos donde las sesiones mentor/mentee, se llevan a cabo de forma presencial en un lugar determinado.

Cualquiera con cierta experiencia de vida y profesional que sienta que puede aportar, guiar, aconsejar… es bienvenido a la plataforma.

Tatiana incide en como “la plataforma funciona como una red social y está diseñada para que sean los propios usuarios quienes se conecten entre sí, a través de identificar puntos en común. En el caso de los emprendedores, buscan conectar con mentores con áreas de expertise que empaten con los retos que necesitan resolver”.

Y qué más…

Además de contribuir a conectar mentores profesionales con emprendedores, MicroMentor trabaja con empresas a las que ayuda en temas de voluntariado corporativo basado en habilidades. A través de una solución de software, pueden construir sus propios programas de mentoría.

Una última iniciativa es la que más allá de las empresas del país, apunta a mentores que se encuentran fuera. MicroMentor se ha sumado al US-Mexico Binational Entrepreneurial Mentorship Network. Se trata de un espacio de colaboración transnacional que conecta experiencia y conocimiento de profesionales con experiencia en Estados Unidos y en particular, aquellos con raíces mexicanas, con la necesidad de emprendedores en México que buscan quién les guíe.  A través de esta plataforma, puedes ayudar a hacer la diferencia para muchos negocios emergentes en México. Puedes encontrar más información en la plataforma o contactar con Tatiana Petrone: tatiana[@]micromentor.org

Para cualquier manera en la que quieras participar, comienza visitando su web e iniciando el registro a través de esa vía o contacta directamente con ellos.

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Este es un contenido Copyleft (ↄ). Puedes reproducir este y cualquier otro contenido de nuestro blog y compartirlo en diferentes soportes (online, papel, etc.) siempre y cuando cites la fuente, con el enlace a la página principal del propio blog de Idealistas.

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Categorías: CAMBIANDO EL MUNDO, Historias ONG Palabras clave: apoyo, emprendedores, Guatemala, Mentoría, México, Micromentor

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¿Puede una sonrisa salvar vidas?

19/06/2015 por Elena Martin Dejar un comentario

El puente Golden Gate en San Francisco
El puente Golden Gate en San Francisco

En los 1970, un hombre caminó por el famoso puente Golden Gate en San Francisco. Llegado a cierto punto traspasó la barandilla y como tantos otros antes y después que él, se dispuso a saltar. Cuando tras el trágico incidente la policía registró la casa de esta persona, encontró una nota: “Voy a caminar hasta el puente. Si por el camino encuentro a una sola persona que me sonría, no saltaré”

La historia se ha convertido en una piedra de toque al respecto de la estigmatización de las enfermedades mentales, el diseño del aclamado “Puente de los Suicidios” en California, y el poder de una simple sonrisa. El mensaje podría parecer obvio: un pequeño gesto de amabilidad, puede salvar una vida. Pero, ¿realmente una sonrisa es suficiente?

Hace poco, una mujer retratada en el proyecto fotográfico “Humans of New York” (Humanos de Nueva York) describió como la depresión, la había convertido en una persona totalmente insensibilizada. “Cuando las personas eran amables conmigo, yo no era capaz de sentir esa amabilidad. No producía ningún tipo de sensación en mi. Si un bebé me sonreía, quizás me animaba por un milisegundo, pero tras esto volvía a recluirme en una total oscuridad”. Todo lo contrario a la historia del hombre cuya vida, queremos creer, se hubiese salvado con una simple sonrisa.

Hace unos años en Melbourne, Australia, una chica se sentó en el asiento opuesto al mío. Me di cuenta que estaba al borde de las lágrimas. La busqué con la mirada y le sonreí, ella rompió a llorar. Busqué un paquete de pañuelos en mi bolso, se los ofrecí y le pregunté qué le pasaba. Al parecer, estaba a punto de graduarse antes de iniciar sus estudios universitarios y temía que sus notas no iban a ser lo suficientemente buenas para poder estudiar aquello que quería. En esos momentos yo era profesora en la universidad y le expliqué cómo al contrario de la opinión de la mayoría, los exámenes para puntuar no eran un callejón sin salida, que cambiar su titulación sería más fácil una vez que ya estuviese dentro. Percibí cómo le quitaba de inmediato un peso de encima. Ella no necesitaba una sonrisa, necesitaba honestidad, consejo e información práctica e imparcial.

¡La sonrisa es contagiosa!
¡La sonrisa es contagiosa!

Recientemente caminando hacia el tren después del trabajo un chico joven me paró.

“Disculpe señorita, ¿sabe cómo llegar a schmergu?”

“Lo siento, ¿dónde?”

“La Sonrisa.”

Repasé mi mapa mental de posibles tiendas y restaurantes cercanos con ese nombre

“Lo siento, no se”

Él poco a poco dibujó una amplia sonrisa a cámara lenta frente a mi y contestó:

“¡Son contagiosas!”

Mientras proseguía camino sin saber muy bien qué había pasado, pensé en cuántas veces un desconocido en la calle me ha gritado “¿por qué no sonríes?”, como si alguien hubiese proclamado un referendum público hacia mi expresión facial y se olvidó de informarme. ¿Debería haber sido un poquito más tolerante con este chico que realmente intentó, aunque sin éxito, hacerme sonreír, o este tipo de interacciones provocan insensibilización así que debería comenzar a caminar como un zombi para evitar que las personas traten de pararme en la calle para ofrecerme ayuda en el futuro?

Al borde de muchas cosas...
Al borde de muchas cosas…

Mi mejor amiga Amy, que ha sido hospitalizada en más de una ocasión por intentos de suicidio, publicó lo siguiente en Facebook hace unos cuantos meses:

Hoy paré bajo el puente en el cruce de la calle Hoddle. Un hombre estaba de pie junto a la barandilla mirando hacia abajo. Según pasaba miré hacia arriba y lo que vi me pareció algo muy parecido a la melancolía. Paré, caminé sobre los adoquines, traspasé las señales de ‘tráfico lento’. Miré hacia arriba para captar su atención. “¿Estás bien?” le grité.

Tuve que repetirlo varias veces hasta que pudo entender lo que decía.

“Sí, estoy bien” contestó finalmente. “Simplemente estoy viendo pasar el tráfico. No te creerías la cantidad de gente que pasa cada día por aquí”

Sonreí, le hice un gesto de adiós con la manos y dije “Perfecto”. Sentí de repente la agobiante necesidad de decir algo más, algo cercano a ‘Me importas’. Supongo que en ese momento, también estaba diciendo que en realidad yo me importaba a mi misma.

Amy, trabajadora social, no solo sonrió, también paró, atravesó el puente y preguntó directamente si esa persona estaba bien. En su momento fue ella quien estaba en el puente. Amy sabe que en una situación así, una sonrisa no puede reemplazar a una intervención apropiada.

En Australia en 2009, Gavin Larkin fundó la organización RUOK? para animar a más gente a hacer justo esa pregunta “¿estás bien?”, cuando ve que alguien lo está pasando mal. Según RUOK? hay tres factores que pueden determinar si alguien está al borde del suicidio: la persona piensa que es una carga, la persona piensa que ya no puede resistir más un alto grado de dolor o la persona siente que está totalmente desconectada de la sociedad. Si es verdad que es lindo escuchar la historia de la persona que saltó en el puente de San Francisco y decidir que vas a comenzar a sonreír a más gente, hay que tener en cuenta que este es solo un primer gesto para demostrar que alguien o algo te importa. Una enfermedad mental no puede ser curada o tratada con sonrisas, pero como sociedad podemos estar un poco más dispuestos a la hora de comunicar cada día, de manera que podamos apoyar mejor a aquellos que sufren.

¿Has vivido una experiencia similar? ¿Qué opinas al respecto?

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Este texto es una traducción de ‘Do smiles save lives?’ escrito por Tara Mokhtari para nuestro sitio web en inglés Idealist.org.

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Categorías: Solidaridad Palabras clave: apoyo, enfermedades mentales, intenciones, sonrisa, suicidio

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