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A la sombra de una higuera, juntando las monedas…

18/04/2014 por Idealistas 6 comentarios

Por Juan Pablo Eijo (Argentina)

 

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Nidia y Eduardo al pie de la higuera. Foto de Juan Pablo Eijo

Su casa de adobe era pequeña y humilde, pero su corazón grande y generoso como la higuera. Entonces no había impedimento. Decoró el patio, dispuso unos almohadones en el suelo y así, contando las monedas al abrigo del follaje, les sirvió el té a un puñado de niños. Eran quince, que de inmediato fueron treinta, y poco después noventa; “hicimos una rifa -“mi hogarcito” y dos o tres frases más- y a raíz de eso empezó a llegar la gente”, recuerda Nidia Soto, Asistente Social de 82 años, no vidente, titular del hogar/comedor Brazos Abiertos de Las Heras (Mendoza, Argentina), el cual brinda alimentos a 600 personas a diario y alberga a 24 niños.

La Asociación Civil se formó en 1995 y desde entonces, además del alimento, provee a los niños una formación integral, tanto intelectual como emocional. “Casi todos mis niños han sido desnutridos; flaquitos y puro vientre. Nosotros les dimos una buena alimentación, ternura, abrazos y el apoyo escolar que necesitaban; sentamos el precedente de que aquí nadie falta a la escuela”, cuenta Nidia, sentada en un sofá, con las manos encimadas sobre la pollera, y se enorgullece de los nueve jóvenes que van hoy día a la universidad. Pero también habla de las dificultades. “Un chico se pregunta el por qué de su abandonó; esa raíz que desconoce lo mortifica”, agrega, ahora con un dejo de sollozo y los ojos claros humedecidos. En estos dieciséis años, Nidia ha hecho veintidós adopciones legales -aunque para ella, todos son “mis niños”.

Un joven rapado interrumpe la conversación de momento; frota las manos de Nidia y pregunta:

– ¿Los anteojos cuando los voy a tener? Me va a costar empezar la escuela si no…

– Hoy hablo, Eduardo; quedate tranquilo… –responde Nidia, templando la voz, y aclara-: Éste es uno de mis hijos.

“Todo es con el esfuerzo de la gente”

Brazos Abiertos cuenta con tres personas que ayudan en la cocina; dos chicas alemanas que enseñan inglés –pero también colaboran con las tareas; “pelan papas”, de ser necesario-; un panadero, profesores de gimnasia, artes marciales y baile, así como otros tantos particulares que la apadrinan. De un tiempo a esta parte, además, se vienen implementando diversos talleres de capacitación técnica: carpintería, electricidad, mecánica, cocina y peluquería; y todo gracias al aporte voluntario y desinteresado de la gente y al trabajo mancomunado. Los vínculos con otras ONGs también se vuelven necesarios. Algunas la proveen de alimentos (EMAUS); con otras, simplemente, comparten experiencias e intercambios culturales (ACCIONAR). “Tratamos de formar una red de ayuda mutua, ya que tenemos necesidades en común”, sintetiza Nidia.

En eso se acerca una mujer morocha, de pelo rizado.

    – ¿Quién está ahí?
    – Soy yo, la Juana.
    – Juana, ¿quién pidió un taxi?
    – Es para mí, Nidia; voy hasta el almacén.

“Yo siempre pienso que la comunicación es muy importante”, continúa Nidia; “de algún modo nos podemos ser útiles los seres humanos; así sea contagiando nuestra energía, que luego genera acción en el otro”.

– Por ejemplo -me dice, virando hacia mí-, el hecho de que vos hayas venido hasta acá, pisado esta tierra, hablado conmigo… eso es energía que se genera. Yo todas las mañanas rezo un padre nuestro –alza la cabeza y restriega la cruz de su pecho- y eso también es energía que se va generando; al igual que la gente que nos desea buenas cosas. Si no, decime vos, cómo se explica que de una casita de adobe, ahora tengamos esto…

La miro… y atisbo una respuesta en sus ojos.

Juan Pablo Eijo es de Ensenada, Buenos Aires, y será a partir de ahora nuestro colaborador especial en rumbo. Es periodista, fotógrafo y las crónicas periodístico-literarias de corte social son su especialidad. En la actualidad viaja por Argentina y otros países de la región a la búsqueda y captura de historias a pie del terreno.

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Categorías: CAMBIANDO EL MUNDO, Historias ONG Palabras clave: ACCIONAR, Brazos Abiertos, EMAUS, Juan Pablo Eijo, voluntariado

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